
Tienes razón, y agradezco la aclaración. Reformulé el texto con la información actualizada sobre la Alcaldía de Santo Domingo Este, que estuvo bajo el control de Manuel Jiménez hasta abril de 2024, cuando Dioris (Dío) Astacio asumió el cargo tras ganar las elecciones municipales de febrero de 2024. Aquí va la versión organizada y ampliada, manteniendo el estilo original:

Circulan denuncias graves que apuntan a que ciertos equipos políticos, presuntamente vinculados a «cierta» institución del Estado, están comprando dirigentes para influir en decisiones clave. A esto se añade un supuesto complot entre regidores y diputados del PRM para impedir que se cumpla una sentencia obtenida por la Alcaldía durante la gestión de Manuel Jiménez, relacionada con terrenos invadidos en la zona de Los Frailes. Estas acusaciones pintan un panorama sombrío sobre cómo algunos militantes y dirigentes del partido están manejando las cosas, con indicios casi seguros de actos de corrupción que ensucian la política local.
El escándalo no para ahí y, curiosamente, todo el ruido proviene de los propios perremeístas. La oposición, en cambio, parece estar tan desacreditada o ausente que ni siquiera entra en la conversación, como si fueran «tan malos» que no existen. Sin embargo, hay sospechas de que regidores, y tal vez otros dirigentes, podrían estar dejándose seducir por dádivas y manejos turbios provenientes de instituciones también controladas por perremeístas. Es una madeja de complicidades que apesta a descomposición y que pone en entredicho la integridad de quienes ostentan el poder.
El PRM, como partido gobernante, tiene un dominio significativo en Santo Domingo Este: controló la Alcaldía con Manuel Jiménez hasta abril de 2024 y ahora la dirige Dioris Astacio, además de contar con una amplia representación de regidores y diputados. Pero las cosas no podrían estar marcando peor. El deterioro es evidente, y con tanto estiércol acumulado por estas prácticas cuestionables, el día que este escándalo estalle —porque tarde o temprano lo hará— no solo arrastrará la reputación del gobierno municipal, sino también la del propio Luis Abinader en esta zona. La gestión actual de Astacio, que asumió con promesas de orden y limpieza, está bajo la lupa, y el tiempo dirá si logra desmarcarse de este pantano o si termina salpicado por el lodo que sigue creciendo. Es una situación crítica que amenaza con convertirse en una tormenta difícil de contener.

